Interesante pulso éste, no se vayan a creer, porque no es baladí observar cómo los funcionarios adscritos a Álvarez Cascos seguían las tesis más mauricianas y se alineaban con el presidente de la Autoridad Portuaria. Enfrente, como hemos visto, se posicionaba el PP oficial (Cardona) y el menos oficial (Márquez). Faltaba conocer la postura de los empresarios, representados en el Consejo de Administración por el presidente de la Confederación, Antonio Rivero, por uno de sus vicepresidentes, José Manuel Arnáiz, y por el tesorero y presidente de la Cámara de Comercio, José Miguel Suárez Gil. De los tres, llamativamente, el que llevó la voz cantante fue Arnáiz, hasta hace muy poco tiempo el hombre elegido por Luis Hernández y los poderes portuarios para ser el que sustituyera a Alberto Cabré en la CCE. ¡Inaudito!, un directivo de una empresa portuaria, no empresario, se enfrenta a uno de sus mentores en un contrato histórico mientras su presidente, Tony Rivero, guarda un llamativo silencio. Suárez Gil se alinea con las tesis del PP y de sus colegas de la Confederación y marca las diferencias con Hernández y, por ende, con Mauricio y, de paso, con su Aurelio Ayala del alma. Posiblemente no tenga nada que ver, pero a la empresa de Arnáiz le acaba de caer un contrato de 300.000 trompos nuevos del Ayuntamiento de Las Palmas. Y para rematar la faena, Julio Bonis no acude a consejo tan decisivo. Tiene excusa perfecta, estaba compareciendo en la comisión de Presupuestos del Parlamento.