Soria veraneaba en la urbanización Gran Anfi cuando Björn Lyng tuvo la feliz idea de incluirle a él y a su esposa en la expedición a pescar salmón a Noruega, una afición del fallecido empresario que sólo está al alcance de unos pocos elegidos. Porque en los ríos noruegos sólo se permite la pesca del salmón unos escasos y concretos días al año y previo pago de sumas considerables de dinero. Así que, una vez aceptada la invitación por parte de los Soria, se confirma que los cuatro viajaron en el jet privado del que disfrutaba Lyng en régimen de leasing, tras pagar por su adquisición 1,7 millones de dólares más 1.563 euros por hora de vuelo y una alta suma anual por estar “alerta” en el aeropuerto de Gran Canaria. Soria empezó a pagar algunos gastos una vez en Salzburgo, lo que nos lleva a pensar que abonó su entrada y la de su esposa al concierto de Justus Frantz; luego, la cena y el hotel donde el matrimonio pernoctó. Pero se confirma que aceptó la invitación de Lyng y disfrutó de un medio de transporte privado y privativo.