De la lectura del escrito de los reclamantes se colige rápidamente cuál es la intencionalidad última: cargar la responsabilidad sobre un Gobierno que lleva un mes gobernando. La relación de reclamaciones y acusaciones parece una pinza entre el letrado Díaz Palarea y algún caballo de Troya movido para presionar al nuevo director general de Costas, toda una primera prueba de que el cese de López Orive al frente de la Demarcación de Costas ha sido más que merecido. Le sobró tiempo para resolver un asunto de rutina que se envenenó, y ahora, en ese punto tan puñetero, lo remiten a quien acaba de llegar. Algunas contradicciones: el Partido Popular perjudica a una empresa aunque la gestione en esos asuntos su tesorero y ahora el Partido Socialista tiene que arreglar el entuerto. Y para que no lo arregle se valen del tercio incómodo, la Asociación Anver de propietarios de yates, que prejuzga conductas en clara señal de que le faltan razones.