Donde se revuelve como una panchona la consejera de Turismo es en el asunto del famoso concurso a la medida para el Grupo Intereconomía, el propietario de la revista Época. Pasadas aquellas efervescentes euforias del reportaje de los GAL sin víctimas en Canarias, descubierto como se ha descubierto y desarticulado el Soriagate, Rita carga ahora con la pesada cruz de tener que responder ante el grupo mediático ultraderechista de los compromisos contraídos. Y los compromisos se cifran en unos 182.000 eurillos de nada que debieron haberse adjudicado a través del famoso concurso de Promotur que tiene todo el olor, el color y el sabor del tongo en el boxeo. Preguntada este martes la consejera por la marcha del concurso en cuestión, contestó lo mismo que hace mes y pico: lo están planchando. O en palabras más políticamente correctas: está en manos de los técnicos para que emitan sus correspondientes informes. No les arrendamos las ganancias, dicho en aplicación estricta del adagio popular, porque a Época habrá que pagarle los servicios prestados, y si no es éste el concurso, habrá de ser otro.