Estas estrategias tiene un cortísimo recorrido, aunque ahora que estamos metidos en medio de la tormenta pueda parecer lo contrario. Conviene recordar otras operaciones de similar grado de infamia, como la que el PP montó en torno a los atentados del 11-M. Con la ayuda de medios de comunicación tan falaces como los voceros del principal partido de la oposición, lograron hacer creer a una parte de la ciudadanía poco más o menos que el PSOE había pasado los explosivos a los terroristas para que atentaran y de ese modo ganar las elecciones de 2004. Hubo que soportar toda aquella felonía durante cuatro largos años, tras los cuales el PP volvió a perder las elecciones sin crímenes por medio. En el caso de los escándalos de Madrid y Valencia, y en los casos de las corrupciones del PP en Canarias, la cruda realidad se abrirá paso y veremos en el banquillo a los que tengan que ir al banquillo, y recordaremos con asombro las cosas que llegaron a hacer y a decir para evitarlo.