En la Comisión de Gobierno del Cabildo de Gran Canaria, recientemente constituída por su presidente, José Manuel Soria, hay meneo. La Ley de Grandes Ciudades permite incorporar un número igual al tercio del número de consejeros. Segun se haga el cálculo, a Soria se le permiten nueve o diez, pero sólo nombró siete. La cosa tiene lecturas distintas. Descontado que el espíritu democrático de Soria no le da para incorporar a la oposición -él no es el alcalde Rodríguez Doreste- pudo cubrir el cupo con los suyos. Siendo así, ¿por qué quedar mal y condenar a galeras a gente como Carlos Sánchez? ¿Falta de confianza?, ¿gesto de desprecio? Sánchez, por ejemplo, lo que ha recibido es un sambenito que tiene que colgar y el que se dice: “Estoy acabado y cabreado, muy cabreado”.