Las fuentes de Pepa Luzardo no pudieron ser más catastróficas. La testigo Carmen Nieves Fernández acabó reconociendo ante el juez que en el momento de la comida que grabó y que espió para la ex alcaldesa no tenía ni idea del interés que pudiera estar defendiendo cada uno de los comensales. Pero ella y su amiga Carmen Hidalgo apuntaron en un papel todo lo que iban oyendo, a retazos, para mejor proveer. Así, les llamó la atención que hicieran referencia a un filtro de partículas que el gerente Sansó decía que era “top secret”, y a unas guaguas modelo Európolis que, al igual que el elemento anterior, hicieron sospechar a las Cármenes dicharacheras que se estaban pasando información privilegiada de alta sensibilidad tipo armas de destrucción masiva o quiebra del sistema financiero griego. Pero resulta que el pliego de privatización de Guaguas Municipales nada decía ni de filtros ni de modelos de guaguas. Pero a las tres porteras les dio exactamente lo mismo: a acusar, que es lo que mola. No olviden que esta señora se sienta en el consejo de administración de La Caja, donde se dilucidan muchas cuestiones que tienen que ver con la hacienda, la vida privada y el porvenir de muchas personas.