El obispo Cases no entró a polemizar sobre el fondo y las formas de muchas de las cosas que la cúpula conservadora de la Conferencia Episcopal ha lanzado contra el Gobierno y algunas de sus iniciativas, pero sí valoró, por ejemplo, que el Papa no haya aceptado de momento la renuncia del cardenal arzobispo de Valencia, Agustín García-Gasco, que ya ha cumplido la edad reglamentaria para poner su mitra y su báculo a disposición del Santo Padre. Lo prefieren con la lengua al aire, vino a confesar el obispo de la Diócesis de Canarias, quizás porque Gasco expresa de manera más que contundente la opinión, “más mayoritaria de lo que se cree”, de la Iglesia española. Pero Cases dejó muy claro (dicho sea para que los de la hogera inquisitorial no nos lo maten tan pronto) que “el follón que ha montado la Iglesia” está meditado y no es contra el Gobierno, “sino contra la sociedad, contra planteamientos científicos que no compartimos” y contra leyes de los hombres que no les da la gana de compartir.