El gas, como les hemos venido diciendo, sufrirá una paralización decisiva. No sólo por los cambios que se operan desde el 14-M y los que faltan por ver, sino también por los extraños fenómenos que se registran en la nacionalidad. Por ejemplo, Adán Martín, el presidente feliz, se ha comprometido ante los suyos a que no habrá gas en Gran Canaria sin que salga a tiempo el puerto de Granadilla, por donde ha de entrar la gasificación en Tenerife. Y en Granadilla, la sociedad tinerfeña se abre en canal porque, aprovechando la necesidad del puerto industrial para descargar el gaseoso elemento, algunos pretenden un recinto en plan mundo mundial para contenedores, 10 millones al año, o así, y pasarse por el Guinnes a La Luz, que jeringa cantidad. Además tampoco tiene licencia ni autorización de Costas, que la dará el partido de Zapatero. Lo dicho, que más aceite da un ladrillo que el gas. No estarán pensando en mandar a alguien a hablar con Jerónimo, porque mira que lo hemos avisado: el ex ministro está como un chaval en hormonas ideológicas y no va a pasar una.