Desde hace unas semanas, CANARIAS AHORA se ha embarcado en una nueva experiencia, la de la captación de suscriptores a contenidos Premium de nuestro periódico, el primero nativo de Internet nacido y consolidado en Canarias. Lo hacemos porque creemos sin fisuras en lo que hacemos, en la necesidad que tiene nuestra sociedad del ejercicio del periodismo para garantizar y defender los derechos y las libertades de los canarios, y lo hacemos porque para conseguir ese propósito son necesarios los periodistas. Por eso habrán visto de un tiempo a esta parte la incorporación de nuevas firmas, como Salvador Lachica, Federico Echanove, Noé Ramón, Sergio Sánchez Rivero, Ruymán Jiménez? y la recuperación de otras imprescindibles para conocer la realidad canaria, como José A. Alemán o Rafael González Morera. Todos ellos se han sumado con entusiasmo a dotar a CANARIAS AHORA de estos nuevos contenidos Premium, y todos ellos han aceptado la condición de percibir sus merecidas compensaciones económicas de la aportación que hagan los suscriptores. El 75% de cada suscripción ingresada se destina a dotar un fondo que servirá para abonar sus colaboraciones, y el 25% restante a gastos de gestión, de estructura y de comercialización. Por lo tanto, suscribiéndose al boletín semanal que cada viernes ofrecemos en nuestro periódico bajo la denominación de Premium, nuestros lectores contribuyen a fortalecer la trama profesional de CANARIAS AHORA, a convertirlo en un periódico con mejores contenidos, más completo y competitivo, y de paso, a rescatar potentes firmas periodísticas que, como consecuencia de la crisis, habían pasado a la situación de reserva. Paralelamente hemos acometido otras acciones, como una alianza con eldiario.es para confluir en la utilización conjunta de tecnología, en la potenciación de contenidos y en el fortalecimiento periodístico y comercial. Nuestros esfuerzos, sin embargo, son insuficientes si no contáramos con el respaldo de los lectores, a los que queremos convencer para que se suscriban y respalden el periodismo como pata necesaria para el mejor funcionamiento de nuestra convivencia.