Las desavenencias permanentes entre la ex alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, Josefa Luzardo, y el jefe de la Policía Local, Javier Henríquez, han dado lugar estos días a otra situación pintoresca, de esas que afloran cuando la doña ya no tiene mando en plaza y que terminan por costar un disgusto a la ciudad. Sus intentos por ningunear a Henríquez promoviendo la creación de nuevas plazas de mandos del cuerpo, han terminado con una sentencia que no sólo da la razón al jefe de la Policía Local, que recurrió el concurso, sino que coloca en el disparadero la convocatoria en su conjunto. No era lo que buscaba Henríquez, por mucho que algunos valientes agentes del cuerpo, refugiados en el anonimato, traten de extenderlo por ahí. Todo se aclarará en su debido momento.