Les damos nuestra palabra (y ustedes son muy libres de creernos, claro) de que no imaginábamos que el informe del Cabildo de Gran Canaria sobre la ruina del Estadio Insular, sobre la existencia de indigentes e inmigrantes en sus sótanos o sobre el estado de las gradas por las excreciones de palomas buchúas en el viejo recinto de Ciudad Jardín fuera a dar para tanto. Primero nos asombró, por la extemporaneidad y la pinta de mala uva que traía; luego nos cabreó un poquito -lo reconocemos-, cuando alguien desde el Cabildo intentó dejarnos por mentirosos; luego nos entró un poco de mal rollo por el temor de tener que dejar a una de nuestras fuentes en pelota picada (lo pudimos evitar al fin), y ahora nos hace una gracia que no se pueden imaginar. Lo que les garantizamos, porque lo hemos vuelto a confirmar, es que el informe existe. Otra cosa es lo que en él se dice. Y lo que dijeron de lo que en él se dice, que tiene su cosa también.