Nada nuevo que aportarles de la comparecencia de Soria de este viernes distinto a lo que recogemos en las crónicas de las agencias de noticias presentes en la sesión. Creyose capaz de superarse tras la capoteada del jueves, pero no hubo forma. Perdió el oremus y el sentido de la decencia en un par de ocasiones y provocó las risotadas del respetable, lo que ya dice bastante del mal momento que atraviesa el señor X. Parece que hay unanimidad en que el momento peor se produjo cuando los malvados socialistas le restregaron por las narices los recibos con los que X trata de justificar el pago de alquileres del chalé que ocupó a la remanguillé y por la amistad que le une a los Esquível. Santiago Pérez bordeó la crueldad cuando describió tan insultantes recibos, aportados por la señora del señor Soria a un juzgado de Las Palmas de Gran Canaria para tratar de acusar al director de este periódico de delitos de injurias y calumnias por haber relacionado el chalecito con los molinos de Arinaga, Megaturbinas y la cada vez más demostrada operación que coloca a los hermanos Soria con los pantalones en los tobillos.