El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Ruano, por si había alguna duda
José Miguel Ruano pasó su prueba de fuego en el pleno del Parlamento del pasado día 4, cuando se abordaba una comunicación del Gobierno canario contra las prospecciones petrolíferas. Como presidente del Grupo Parlamentario de Coalición Canario decidió ser él y no su tocayo Barragán el que interviniera en una sesión áspera, en la que el PP desplegó todo su catálogo de improperios por boca de Águeda Montelongo, tercera espada tras Asier Antona y María Australia Navarro. Ruano, que pasa por ser el amigo más cercano que tiene José Manuel Soria entre los nacionalistas, se batió el cobre, reprochó a Madrid su trato colonialista hacia Canarias, y hasta llegó a acusar a su amigo el ministro de confundir los intereses de su partido con los del ministerio. Se privó de llegar tan lejos como han llegado otros líderes de CC, entre otros Paulino Rivero o Mario Cabrera, que a esos intereses ministeriales o partidistas añaden los personales como explicación a la pasión con la que el presidente del PP se ha entregado a la causa de Repsol. Pero fue suficiente para pasar el corte que le permitirá, a partir de este viernes, de forma informal, y desde que lo invista el Consejo Político Nacional, nuevo secretario de Organización de Coalición. Ruano siempre ha sido dentro de CC el contacto fiable con Soria, especialmente desde que Rivero rompiera sus relaciones personales con ministro, y por eso no debe ser baladí que Fernando Clavijo, flamante candidato a presidente en 2015, lo haya elegido a él para ocupar esa plaza, vacante desde el último congreso nacional del partido al asumirla una dirigente que tuvo que declinar su ejercicio por motivos de salud. En el entorno del candidato niegan cualquier veleidad pro pepera y justifican la elección de Ruano en su capacidad para servir como coordinador entre el Grupo Parlamentario, el Gobierno y el propio Clavijo, a lo que añaden sus estrechas relaciones con José Miguel Barragán, el secretario general que sale seriamente tocado del proceso de elección interna del candidato.
La quiebra de la delicada paridad
La decisión de elegir a Ruano ha causado en CC, como es natural, la lógica división de opiniones, que van desde el júbilo hasta el recelo. Y seguramente por la misma razón. El júbilo viene propiciado por quienes ven con buenos ojos que Coalición se rearme en Tenerife tras los últimos mandatos de Rivero-Barragán, durante los cuales el omnímodo poder de la vieja ATI se fue desplazando hacia el resto de las islas hasta despertar el inmenso mosqueo de los creadores del invento. Lo decía de manera clara este lunes Mario Cabrera en el Club La Provincia, donde elogió al presidente del Gobierno por haber desterrado, al menos dentro de la organización, el pleito insular, una euforia difícil de compartir a la vista de la revancha en ciernes. Los recelos, por el contrario, los provoca precisamente esa acumulación de poder orgánico donde, en el caso de alcanzar el poder en 2015, hará regresar a Nivaria el viejo poder político, institucional y orgánico que tanta regresividad provocó en Canarias. Si se confirmaran las informaciones periodísticas que colocan a Rosa Dávila como nueva mujer fuerte dentro de la organización, no sólo se cumplirán los vaticinios de los más pesimistas, sino que los dirigentes de las demás islas que apoyaron a Clavijo entrarán en modo mosqueo latente. Los más viejos del lugar, tanto fuera como dentro de CC, ven en todos estos movimientos, empezando por el lanzamiento del alcalde de La Laguna a la candidatura presidencial, una ruptura brusca con la trayectoria que se venía apreciando en busca de una mayor regionalización de CC y del poder que siempre ha ocupado, además de un alejamiento cada vez más clamoroso de los pactos preautonómicos que pretendieron -con escasa suerte al principio- aplicar medidas correctoras que garantizaran siempre la plena representatividad e igualdad de todas las islas, la llamada triple paridad. Esa tendencia convirtió en casi natural que CC quebrara sus acuerdos internos de alternar sus candidatos a presidente entre las dos provincias canarias, de modo que hayan pasado tres legislaturas casi completas con presidentes de Tenerife. Nadie se rasgó especialmente las vestiduras. Pero la sonada derrota de Rivero a manos de un representante de los que nunca vieron con buenos ojos el desplazamiento del epicentro político y económico, hace que ahora se reaviven las sospechas. Si a eso unimos la alta probabilidad que del PSOE salga un candidato o candidata de Tenerife, complicando hipotéticamente hasta el cumplimiento estatutario de que el presidente y el vicepresidente no pueden ser de la misma isla, refuerza el resurgir de los sentimientos más insularistas.
Oramas y Sánchez no hablaron de la consulta
A Ana Oramas se le olvidó este jueves hablarle a Pedro Sánchez de la consulta popular promovida por el Gobierno de Canarias sobre las prospecciones petrolíferas, lo confiesa ella, sorprendida por los titulares de prensa que concluían que el líder del PSOE la había apoyado o, en el extremo opuesto, la habría rechazado. Todo se debió, como explica la diputada nacionalista, a un mal entendido generado al término de la reunión entre los periodistas. Pero la noticia, incidencias aparte, es la sintonía que de momento parece reinar entre el PSOE y Coalición Canaria, tanto en Canarias como en Madrid, sintonía que contrasta con la oficial quiebra de entendimiento con el PP, cada vez más solo en su laberinto de leyes inconclusas y recortes inacabados. Oramas conoce a Pedro Sánchez desde que coincidieran de modo estable en las tertulias de Radio Nacional de España en Madrid, y se profesan mutua simpatía, lo que seguramente desbrozó bastante el terreno previo a esta primera reunión de entendimiento. Hay acuerdo, que se sepa, al menos en el rechazo a las prospecciones, rechazo al que esta semana se sumó de modo decidido la cúpula de Podemos, que envió a uno de sus líderes, el eurodiputado Pablo Echenique, a corroborarlo.
“Por el petróleo”
Hay que recalcar que esa sintonía innegable entre la nueva Coalición Canaria emergente del último Consejo Político Regional que eligió a Fernando Clavijo como candidato, se ciñe exclusivamente al petróleo. O, por emplear los mismos términos del alcalde de La Laguna y de la diputada Oramas, “si hay petróleo, no hay pacto con el PP” (Clavijo), o “por el petróleo, el pacto lógico ahora no puede ser otro que con el PSOE” (Ana Oramas a El Día). Ambos líderes son absolutamente sinceros: saben que sería impensable que los diputados nacionalistas de Lanzarote y Fuerteventura fueran a votar la investidura de un candidato en un pacto con el PP si permanecieran los buques de los sondeos, o en su caso las plataformas petrolíferas, frente a las costas de aquellas islas. Pero, ¿qué pasaría si no existiera esa amenaza? Sectores muy significados de CC dan por hecho que Repsol no va a encontrar petróleo en la primera de las catas que se dispone hacer este otoño. Y que, acto seguido, taponará el pozo y se retirará de Canarias sin acometer una segunda cata, y mucho menos la tercera. Si eso ocurriera, el condicional que tanto Oramas como Clavijo emplean en sus anatemas contra el PP desaparecería y el camino hacia el pacto quedaría completamente expedito. Repsol, que nunca ha considerado estratégicas las prospecciones en las Islas, se retiraría de inmediato porque Soria y el PP podrían pasar de defender el petróleo a considerarlo impedimento único para su vuelta al poder de Canarias. Por eso no hay que despreciar en absoluto la elección de Ruano para la alta dirección nacionalista de esta nueva era.
Pistoletazo de salida en el PSOE
Pero la noticia política, por mucho que genere ronchones en las fuerzas políticas con menos hábitos democráticos, está en las primarias del PSOE. Estamos asistiendo a un contagio democrático muy interesante en gran medida provocado por la irrupción de Podemos y su denuncia machacona (a veces excesiva y a veces injusta) de que los partidos políticos se habían acomodado con descaro convertidos en una oficina de colocación de oportunistas y de espaldas por completo a la sociedad a la que están llamados a representar. Por eso es una gran noticia que un partido –en este caso el PSOE, y de momento solo el PSOE- se abra a la sociedad para consultarla a través de unas primarias abiertas (en el caso de las presidenciales autonómicas) y con asambleas populares como las anunciadas este viernes por Pedro Sánchez, al que los puristas reprochan que se asome a los programas de corte popular (algunos incluso de contraindicaciones estomacales) para darse a conocer y acercarse al público menos interesado por la política. En Canarias se confirma la presencia de cuatro candidatos al fracasar los intentos, tanto del aparato como de algunos de los interesados, por evitar sofocos (los primeros) y por agrupar fuerzas (los segundos). Carolina Darias, Gustavo Matos, Paquita Luengo y Patricia Hernández habrán de enfrentarse entre sí en una lucha que entre ellos será muy elegante, no así en las trastiendas, donde ya se han producido algunas escaramuzas muy poco edificantes. Los fontaneros de algunos de los candidatos, mayormente vinculados al aparato de Las Palmas de Gran Canaria, empezaron a pedir avales antes de la cuenta, y en algunos actos oficiales del partido se ha primado a dos de los oponentes en detrimento de un tercero, al que mandaron cinco filas más atrás para que no saliera en la foto. Cosas que pasan en medio del fragor y del nerviosismo que embarga sobre todos a los que no tienen la valentía de presentarse a primarias, sino que optan siempre por permanecer entre bambalinas pactando, eso sí, su continuidad en los alrededores de la teta. Son los que ni han aprendido la lección que en forma de castigo les vienen propinando los ciudadanos, ni se dan cuenta de los nuevos tiempos políticos que se imponen. Están demodé y tienen que marcharse cuanto antes.
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