A pesar de que los ciudadanos no han querido penalizar a los corruptos en las urnas, nosotros hemos decidido continuar con nuestro empeño de desenmascarar todos aquellos comportamientos que nos puedan parecer contrarios al interés general y al buen gobierno por el que deben velar los cargos electos. Hoy les acercamos a esta humilde sección el caso de un ex consejero de Obras Públicas de la Comunidad Valenciana, cuando ese vivero de corruptos estaba presidido por Eduardo Aplana, hoy en la cúpula de Telefónica. El personaje en cuestión se llama Luis Fernando Cartagena, y en estos momentos se enfrenta a una fea causa penal por defraudar a la Hacienda pública casi ocho millones de euros. Les hablamos del caso Metrored, empresa que dirigía este buen señor birlando el pago del IVA mediante una burda domiciliación de empresas en Canarias, donde determinadas actividades incluso están exentas del impuesto homólogo, el IGIC, que tributa con un tipo mucho más bajo que en la Península. Pero este ex consejero de Zaplana no es novel en esto de quedarse con lo ajeno. En julio de 2008 ingresó en prisión después de que el Gobierno le denegara el indulto que solicitaba una vez agotadas todas las vías judiciales. Siendo alcalde de Orihuela, el tal Cartagena se quedó en 1993 con 49.000 euros entregados por unas monjitas al Ayuntamiento. En vez de ingresar el dinerito en las cuentas municipales, lo escondió en la tapa del piano de la alcaldía y se lo mamó. Para defenderse en el juicio dijo que el dinero se lo había gastado en unas obras en el pueblo para “limpiarlo de gitanos”. Presentó facturas falsas, lo que le llevó a otra condena por falsedad en documento presentado a juicio. Como premio, Zaplana lo nombró consejero de Obras Públicas en 1995. De este y otros elementos se nutre la hedionda historia del PP valenciano. Y de otras latitudes.