Este lunes hubo dos juicios: uno por supuestas amenazas de un sargento (Tito) a dos policias expedientados cuando fueron a entregar sus armas y el otro del cabo Juan Santana (El Perreta) por persecución, amenazas y vejaciones a un taxista. En el primero, la jueza de Maspalomas no estaba tan interesada en las amenazas del sargento Eustaquio Ramos (Tito) a los dos expedientados, sino por qué el muy babieca no recogió sus armas, sabiendo que menos de una hora después los policías, al iniciarse el plazo de suspensión de empleo y sueldo, incurrirían en posesión ilícita. A este juicio, el sargento y jefe accidental de la Policía, Tomás Hernández (El Bola), llevó al sargento Tito en su coche oficial, vestido de uniforme, a territorio de San Bartolomé de Tirajana, dejando sus funciones en Mogán. Todo apunta que para amedrentar a los dos testigos que estaban en la Jefatura la noche del 14 de marzo y vieron cómo el sargento Tito se negaba a recoger las armas de los dos expedientados. El otro juicio fue por lo de nuestro cabo Juan Santana (El Perreta), que recibió una dura reprimenda del juez al decir que el miércoles pasado no acudió al otro juicio por amenazas a un periodista (limpiafarolas) “por no tener abogado”. Le puede caer un paquete al Perreta a la vuelta del Puente de Mayo. POR CIERTO: nos han lavado la cara en opiniones de lectores por lo de Ángel Sutil, que no tenemos consideración de Dios con “los problemas de salud” del secretario. YA TENGO CONFIRMADO cuál es el motivo de su ausencia formalmente: una operación de vista. ¿De vista? Sí de vista, la coña en Mogán es de órdago: se opera la vista para saber lo que firma de ahora en adelante, que de lo de atrás, ni se acuerda. Aunque debe ser muy duro ir a trabajar y ver las caras de quienes le han metido en una competición de góndolas. POR CIERTO: en algunas opiniones activadas nos llaman bazofia por publicar lo de Sutil. He bajado otras que descubrían a HArry como informante y lo acusaban de tráfico de drogas (no es un santo, ojo).