El Instituto Insular de Deportes ya venía arrastrando una gestión controvertida desde la época de Gonzalo Angulo. No olviden el sumidero de perras que supuso el Estadio de Gran Canaria, que tendrá hipotecada a la Corporación durante un porrón de años. Pero el deterioro experimentado bajo el mandato de José Miguel Álamo es de miccionar y no echar gota, y los resultados, incluida la muerte de una persona, difíciles de justificar. Pero añadan a eso que los partidos de la oposición están dispuestos a recurrir ante los tribunales la composición de la junta rectora, de la que han quedado relegados por la gracia del concepto de participación democrática que tiene el presidente Soria. Los socialistas dicen que pedirán la nulidad de todos los acuerdos adoptados hasta la fecha. Vienen de Belén, pero con los pastores artillados.