Imagínense un sitio -que muy bien podría ser Nacionalidad- y un dossier -conjunto de documentos, incluso con fotografías- según el cual queda patente que un alto cargo vio su casa legalizada mientras habitaba el machito. Con desvío de carretera incluido. Imaginemos un medio que recibe el dossier y no lo publica, y acaso lo utiliza para negociar cosas de la vida, tanto del activo como del pasivo. Piensen que hablamos de Canarias e imaginemos un asunto urbanístico que se resuelve con informe técnico conseguido por intereses internacionales, de Cataluña, pero que la Sala de lo Contencioso-Administrativo tumba con revolcón. Pongamos que hablamos de Canarias. ¿Creían que pudiera ser que habláramos de la democracia cristiana de Italia? No, insistimos: hablamos de Canarias.