Sólo hemos conocido el informa biológico que habla de unas plantitas de nombre difícil de repetir que viven siempre hasta donde llega el mar y no habita en ciertos puntos del deslinde. Si Berriel quiere le pide a la Dirección General que aplique la Ley de Costas y se resuelve el asunto. ¿Saben como están resolviendo asuntos como estos en Tenerife, y no a 90 metros del mar, sino encima del mismo mar? Pues protegiendo por su interés cultural algunos enclaves. Y vamos a sonreir porque realmente es de lo más ocurrente. En la isla vecina se realizan planes para defender la cultura del caldero, esto es, delimitando enclaves a demoler justificando que existen porque allí se iba la gente a comer unos sancochitos. Así que ya saben los vecinos de Hoya de Pozuelo: a montar unas jornadas de convivencia y a darle duro al sancocho y al mojo cochino.