No lo han puesto en remojo, pero ya parece que va recuperando la memoria José Manuel Soria, que empieza a recordar a Francisco Cabrera, el empleado de la Sociedad de Promoción Económica de Gran Canaria (SPEGC), dependiente del Cabildo, al que no quiere ver pisar el noble salón de plenos de esa ilustre Corporación. Este martes, en la Ser, Soria también confesó conocer a Alfredo Briganty, de lo que también nos alegramos, porque no es agradable tener un presidente de Cabildo ajeno a los recuerdos. Cabrera ya se reincorporó a su empleo en la SPEGC, tras la sentencia que declaró nulo su despido, ordenado por Cristina Reyes (previo nihil obstat) por denunciar lo de las megaturbinas. Cabrera pidió que le devolvieran también las llaves de las oficinas, situadas en la Zona Franca, pero le contestaron que de eso nada, que no está el horno para bollos. Y para aplicar una solución no discriminatoria, la autoridad ordenó retirar las llaves a todos los empleados. Con lo bonito que sería estar tranquilos en momentos tan trascendentales.