Sergio Alonso constituyó en su día un potente lobby empresarial y mediático para reclamar del Estado y de la Administración autonómica la construcción de la circunvalación de Las Palmas de Gran Canaria y, más recientemente, otro similar para oponerse al proyecto de ferrocarril entre Las Palmas de Gran Canaria y el Sur de la isla. Ambas iniciativas, una a favor y la otra en contra, las realizó en defensa, en legítima defensa, de sus intereses empresariales, que no tienen por qué coincidir con el de todos los empresarios y, por ende, de todos los habitantes de Canarias. Por lo tanto, y con todos estos ingredientes sobre la mesa, pedirle al presidente del Grupo Domingo Alonso que considere que lo “moderno” ya no es el petróleo, que las energías fósiles no hacen otra cosa que machacar este planeta contribuyendo al calentamiento global y al fin de nuestros recursos naturales, quizás sea pedirle que piense en las próximas generaciones y no en la cuenta de resultados de 2012. Pedir al señor Alonso que tenga en cuenta que producir energía en Canarias mediante renovables es más barato que hacerlo con combustibles como el petróleo o el gas, quizás sea mucho pretender, aun teniendo en cuenta que hasta la compañía Endesa se empeña en mostrar vehículos eléctricos de gran eficiencia, aunque sean de la marca Toyota.