Este miércoles, entre tanto ruido, también hubo pleno ordinario (de ordinal) en las Casas Consistoriales de Las Palmas de Gran Canaria, y más allá de la trifulca que se ha montado y se está agrandando en La Isleta con la decisión del alcalde Cardona de destinar el Castillo de La Luz, con valla disuasiva como empalizada, a expositor de las obras de Martín Chirino, lo que se supo es que el 12 de diciembre habrá pleno monográfico extraordinario a cuenta de la empresa mixta de aguas más turbia a este lado del Paralelo 28: Emalsa. Cardona anunció al término de la sesión plenaria en Vegueta que debatirá con todos los concejales sobre el futuro de Emalsa, y para ello ya está preparando toda la documentación (sin recortes de prensa) que sustente la decisión que vaya a tomar. Veremos de aquí a allá cómo se agua la cosa acuífera, pero mientras tanto, quien lo avinagra todo es Carmen Guerra, ese pedazo de concejala del Distrito de Tamaraceite y diputada nacional ya jubilada que se subiera “ensimba de la mesa” a darle “clases de corrupción” a Alfredo Pérez Rubalcaba, que se envolvió a enfrascar en el pleno con Isabel Mena, la portavoz socialista. Ya saben que el viernes pasado Guerra expulsó a Mena de la Junta de Distrito de Tamaraceite por sacar fotos de la reunión con su teléfono móvil, y en este pleno, tan pancha como es ella a la hora de reescribir la historia, aseguró ante el cabreo supino de Mena que antes de la expulsión la había llamado al orden cinco veces, y que su decisión respondía a una petición de los vecinos que no querían verse retratados en las redes sociales.