A nadie la amarga un dulce, y no va con segundas la utilización de este dicho tan popular. Se trata del más utilizado en esta temporada de rebajas de verano, especialmente entre aquellos que tienen que justificar su pase al lado oscuro de la fuerza. Pero ésa es otra historia. La de Luis Soria, el hermanísimo de su excelencia, también tiene cosas dulces, como el hecho incontestable de que es consejero por su cualificación -sin duda- a la que se añade la innegable coincidencia de que el presidente del PP conoce de sobra esas cualidades, lo que también debe haber influido. Pero don Luis no quiere ser un segundón en todo, y mucho menos en las apariencias. Así que lo primero que ha decidido es mandar a pedir dos Audi A8, o así, como el de don José Manuel, uno para Las Palmas y el otro para Santa Cruz. De este modo ya le ha sacado a su excelencia un Audi de ventaja. Y en lo que llegan los dos bichos, de casi diez kilos de los de antes cada uno, ha ordenado que le tinten los cristales del Saab, no sabemos si porque no tiene glamour viajar en coche sueco y que te vean, o si es por seguridad y ahorrarse a la guardia presoriana.