Si la labor de la Policía es garantizar la seguridad de los ciudadanos, habría que dejar claro que los periodistas también lo son y que, además, son mimbres esenciales para garantizar el derecho consitucional a recibir información veraz. Esto que parece de perogrullo es seguro que lo conocen la mayoría de agentes de la Policía Nacional, pero la mala suerte pone a veces en el camino de los informadores a verdaderos obstáculos que no hacen más que caldear el ambiente y poner en un brete el orden por vaya a saber usted qué caprichosa razón. Todo esto viene a cuento por la actitud mantenida ayer por unos cuantos efectivos policiales en el aeropuerto de Gran Canaria a la llegada de la selección española de fútbol. De entrada, el que más parecía mandar dijo a los reporteros que se colocaran fuera del recinto aeroportuario. Está bonito.