En el trasiego de apretarle el pescuezo a este comerciante, el alcalde y su asesora particular para asuntos jurídicos no parecen haberse detenido en minucias, siempre según la denuncia. Días después de la reunión en la alcaldía en presencia de los dos letrados, la ex juez sustituta telefoneó al comerciante díscolo preguntándole si había retirado o no la queja. La respuesta fue negativa, lo que automáticamente activó una llamada del alcalde desde su teléfono móvil para verificar tamaña indisciplina del súbdito Ulises. Dice el denunciante que ahí se nos volvió loco el Niño Bravo, amenazando directamente con la apertura de un expediente. Dicho y hecho: diez minutos después de la llamada del alcalde se personó en el bazar el policía local identificado con el número 12.806, adscrito a Urbanismo, que pidió todos los papeles del establecimiento, al que le hizo un reportaje fotográfico digno de una primera comunión.