No todo son derrapes en el PP y el PSOE majoreros cara a la cita electoral de marzo. La isla se juega un escaño en la Cámara Alta y lo que aporte a la bolsa de los ochos diputados de la provincia de Las Palmas. Si en el PSOE, que tiene una bomba de relojería con Blas Acosta y sus diversas cuitas judiciales, especialmente por el caso Grupo Europa, lo de la candidatura del alcalde que lo ampara, Rafael Perdomo, puede sonar a chino más abajo de la punta de Jandía, en el PP tampoco se dan de tortas los dos bandos por poner en la parrilla de salida a uno de los suyos para el Senado. Y todo porque en Fuerteventura se da por hecho que si el presidente del Cabildo, Mario Cabrera (CC), se presenta a la Cámara Alta, los nacionalistas arrasan de calle. Lo que pasa es que Mario Cabrera se resiste al doblete, a que se alimenten críticas por un supuesto abandono de sus funciones al frente de la Corporación insular por su acta de senador, y anda remolón con esa idea por la que apuestan sectores de Asamblea.