Lo clavamos, oiga, y perdonen ustedes el pisto. Lo dijo Carmelo Padrón y nosotros lo asumimos como bueno: la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria no está madura (o no está de acuerdo, que viene a ser lo mismo, pero peor) con un urbanismo de calidad. Es una de las razones de la marcha más dolorosa que quizás tenga que soportar el grupo de gobierno en este mandato. Es máxima que sostiene Padrón y que es repetida en el departamento que acaba de abandonar. Y el mascarón de proa de esta nueva política urbanística es o pudo ser el edificio que Evemarina pretende levantar en la calle Pavía, justo enfrente del auditorio Alfredo Kraus. Quiere esa empresa malagueña pasar de 11 a 35 plantas sin aumentar sus derechos, o lo que es lo mismo, construir lo mismo de otra manera.