La presidenta del PP de Fuerteventura, nuestra musa Águeda Montelongo, no parece dispuesta a esperar sentada a que llegue el momento de salir de la política de la misma manera que entró, sin que a nadie le importara mucho. Es la dirigente popular con más dificultades electorales y orgánicas de cuantas pueblan la geografía hispana después de las dos sonadas victorias de mayo y noviembre pasado, y si no fuera porque el sumo pontífice no tiene mucho tiempo para encontrarle sustituto, la va a dejar que siga un poco más, a ver cómo se las entiende a partir de ahora con el marqués. Ella, por si había alguna duda, se ha encargado de impedir que cualquier osado militante pudiera presentarse al congreso insular previsto para este fin de semana y moverle la silla aprovechando el descontento. Le pasó, por ejemplo, a Ramón Paniagua, al que la doña dejó fuera por no estar al corriente en el pago de las cuotas a pesar de haber intentado pagar incluso llevando un notario. El asunto está ahora pendiente de los tribunales. Pero las novedades las aporta el abigarrado orden del día del congreso insular, con un montón de ponencias, todas ellas interesantísimas, como la que se titula “La verdad de las reformas” o “El futuro energético de Fuerteventura”, que habrán de explicarse, debatirse, enmendarse, votarse y proclamarse atronadoramente en el exiguo periodo de tres horas, las comprendidas entre las cinco de la tarde y las ocho de la noche, que es cuando se prevé la clausura a manos, cómo no, de José Manuel Soria. El lema del congreso es “Fuerteventura tiene solución”, lo que necesariamente no ha de conllevar que la tenga el PP. No deseamos suerta a Montelongo porque no la va a necesitar. Parece que va a ganar. Milagros de Aguedita.