El famoso centro comercial del casco de Santa Brígida empezó a construirse en 2003, pero pronto resultó paralizado por la Justicia tras comprobarse una suerte de irregularidades paridas y ensoleradas en el Ayuntamiento de Santa Brígida, siempre gracias a alcaldes y concejales del PP, entre los que se encuentra desde hace algunos años nuestro admirado Lucas Bravo de Laguna. En la reciente campaña electoral, el alcalde dijo que acabaría el centro en diciembre y que, en caso contrario, dimitiría. Preguntado por la cuestión hace unos días en radio Tinamar, una emisora de la comarca centro de Gran Canaria, Bravo de Laguna insinuó que problemas económicos de la constructura, FCC, impedirían lograr esa meta. Pero no es verdad. Sería noticia de portada en toda España que una empresa de ese tamaño no pudiera acabar el centro comercial de un municipio de tamaño medio por dificultades económicas. Las verdaderas razones hay que encontrarlas en la maraña de problemas legales que tiene ese edificio desde sus comienzos, con continuas irregularidades que van a obligar al menos a una demolición parcial de lo ya construido.