Algún día terminaremos enterándonos del tamaño de gestión que se lleva a cabo en la empresa pública Gesplan y sus correspondientes hijuelas. Lo haremos porque a alguien en la oposición se le encenderá la lucetita o porque, de repente, algún o alguna damnificado se sienta con calma a contarlo todo. Nosotros les hemos adelantado aquí algunos extraños fenómenos que se dan en esa empresa, perteneciente a la Consejería de Política Territorial, pero no hemos podido todavía dar con la piedra filosofal, esa que la pone en relación (a la empresa) con la política de contratación de personal de algunos cabildos con ganas de agradar, y con el método más eficaz de colocar y descolocar procedente de la mismísima consejería. En esta última modalidad se debe inscribir el último fenómeno que nos llega, consistente en despedir a un buen número de personas con la promesa de volverlas a llamar en enero. Deben ser cosas del cierre de ejercicio, nos tememos, porque no es normal que en periodo tan electoral a alguien se le ocurra la feliz idea de generar descontento.