La niebla que a primera hora de la mañana de este lunes retrasó las operaciones aéreas en el aeropuerto de Los Rodeos estuvo a punto de estropear la primera imagen del nuevo Gobierno de Canarias, el que preside por segunda vez Paulino Rivero pero esta vez respaldado por el Partido Socialista. De hecho, el acto se tuvo que retrasar unos veinte minutos a la espera de que se terminara de incorporar la totalidad del equipo, reducido ahora a ocho consejeros más el presidente. El acto fue, como el del jueves pasado, sencillo y breve, con menos gente entre el público, y esta vez con más presencia de familiares, como es natural dado el alto número de posesionados a posesionar. Menos gente de CC que el jueves y más del PSOE, y nuevamente escasa representación del PP, apenas el vicepresidente segundo del Parlamento, Manuel Fernández, y algún que otro despistado diputado, como Fernando Figuereo. Casi todos prometieron, y algunos juraron, como fue el caso de Paco Spínola, el nuevo consejero de Presidencia, Justicia e Igualdad. La más nerviosa, la nueva titular de Sanidad, Brígida Mendoza, que se saltó algunas palabras de la fórmula de posesión. La veteranía la pusieron, además del nuevo vicepresidente, José Miguel Pérez, los tres consejeros que repiten, Domingo Berriel, José Ramón Hernández e Inés Rojas. Y el discurso para tan memorable la ocasión, el de Paulino Rivero.