La tienda de Toñi Torres y su hija todavía luce algunos carteles artesanales con las ofertas de Navidad. La especialidad de la casa parece ser el abrigo y el bolso de señora, objeto este último del que siempre ha sido una consumada experta la concejal del PP. Y no nos referimos en absoluto al necesario y nunca bien valorado trasiego de elementos portaobjetos con asas (y en ocasiones con ruedas) que ha habido en este mandato en la Ciudad de los Faycanes. Nos referimos a que siempre tuvo debilidad Torres por los bolsos de marca, particularmente por los de Carolina Herrera. Otra cosa es que haya corrido con suerte en la vida como para poder tener el suficiente capital para comprarlos de los de verdad. Porque hay concejales del grupo de gobierno que recuerdan cómo, cuando regresaba de sus viajes por todo lo largo y ancho de este mundo, aparecía con decenas de corbartas y bolsos con los que obsequiar a sus compañeros. Que esas marcas no fueran de imitación es algo que nadie jamás ha querido demostrar, que parecería mataperrería de mal agradecido. Sí eran auténticos de la muerte galáctica los Carolina Herrera adquiridos en El Corte Inglés.