Mauricio considera que Canarias7 lo ha crucificado en la plaza pública por ese delito contra la seguridad vial, amplificado extraordinariamente por el comportamiento que el político tuvo ante la cámara de Antena 3 que lo delató y lo persiguió hasta Las Canteras para demostrar que estamos ante un perfecto reincidente. Mauricio y García son dos viejos enemigos íntimos que se odiaron hasta límites intergalácticos con motivo de aquellos convulsos episodios de finales del siglo pasado, cuando el político consiguió desplazar al editor de su puesto de director general de La Caja y, paralelamente, promover una inquietante querella que hizo crujir las cuadernas de la sociedad grancanaria, incluyendo los despachos de la fiscalía y del resto de dependencias del vetusto Palacio de Justicia de San Agustín. Se la tienen mutuamente guardada por mucho que en los últimos años, cuando Mauricio manejaba los dineros de la Comunidad, ese odio se tornara tierna amistad hasta el punto de llegar, retirado ya el consejero, a arrumacos del tipo “¿por qué no escribes en mi periódico tus memorias”? “Es que prefiero escribir de política internacional, para que no digan que sigo en la brecha”. “De lo que quieras, José Carlos, puedes escribir de lo que quieras”. Menos del Código de la Circulación, que empieza a ser familiar para Mauricio a sus sesenta y tantos años.