Debemos entender que la difusión de estos himnos tan fascistas y marciales (respectivamente, a ver) y tan poco acordes con el acto que se desarrolla, responde al buen sentido del humor que reina en la directiva del Universidad, que debe creer que en lugar de un equipo de fútbol dirigen una murga de Carnaval. Porque si es grave que el Cara al Sol suene en un estadio propiedad de una Corporación democrática, más grave parece que quien promueve la payasada sea un club que lleva el nombre de una Universidad. Sumen a estas gracias las trapisondas que acostumbran a protagonizar algunos de sus jugadores más carismáticos y esos espectáculos circenses que dan por algunos campos de aquí y de allá. Ya puede el rector magnífico ir tomando cartas en el asunto, salvo que esté inmovilizado por algún tipo de miedo insuperable.