Se estrecha el cerco en torno al núcleo central de la trama eólica aún por investigar en sede judicial. El Ministerio de Fomento ha cumplido con todas las previsiones y ha anulado el famoso contrato entre la Autoridad Portuaria y la empresa de los Esquível (Promotora de Recursos Eólicos) por el que la primera se comprometía a ceder a la segunda un 3,5% de los beneficios que se obtuvieran de un parque eólico público en el muelle de Arinaga. Era la alternativa que encontraron Arnáiz y los hermanos Soria para premiar a los Esquível ante la imposibilidad de darles la concesión portuaria por la remanguillé y sin presentarse al concurso. Esta declaración de nulidad de ese contrato es una confirmación más de que nos encontramos ante la verdad eólica, la que conviene que alguien aclare por la vía penal: ¿de qué dinero hablaban en sus conversaciones intervenidas por la Policía los principales encartados con la empresa de los Esquível? Si no se presentaron al concurso eólico ni les interesaba la viruta, ¿por qué su relación con los lebranchos? ¿Es muy complicado saltar al estanque de los tiburones?