Si por una desgracia cualquiera, de ésas que se dan con frecuencia en la vida política, la consejera Rita Martín, titular de la cartera de Turismo, desapareciera de la primera línea de fuego, habría que buscar a alguien análogo. No es posible entender el surrealismo mágico canario sin personas de su perfil, sin esa capacidad para analizar los problemas de las islas y acometer soluciones imaginativas, ricas en audacia y con el máximo respeto al interés general y al ordenamiento jurídico. Les vamos a contar la historia de la adquisición de los espacios protegidos de Juncalillo del Sur y de El Cabrón porque en esa operación aparece la consejera. Metiendo la pata, por supuesto. Y metida en límites cercanos a lo inadmisible. Por supuesto también.