Parece que es cierto: hay vida inteligente en el Partido Socialista Canario (PSC) de Gran Canaria, pese a algunos preocupantes síntomas detectados en las últimas jornadas. José Miguel Pérez se ha convertido por fin en secretario general sin hacer más ruido del necesario, sin pactar con familias, sin comprar brazos de palo, sin entronizar siquiera a los que le ayudaron en la travesía. Acaba de cumplir con la segunda parte del encargo: primero, encabezar la lista al Cabildo, y luego liderar el proceso orgánico para acabar con lo mismo de siempre. Quedamos ahora a la espera de la lectura que hagan los que realmente han salido derrotados de este congreso extraordinario, los mismos que hace una semana filtraron a la prensa que habían resultado ganadores en la elección de compromisarios de la ciudad de Las Palmas. Los mismos que ni se presentaron al congreso, y si lo hicieron fue para protagonizar un nuevo y sonado ridículo.