Mientras el PP, tanto el valenciano como el nacional, se lanza a la denuncia contra todo quisque al considerar que las filtraciones periodísticas le perjudican (lo importante es denunciar, no si es verdad o no lo que se publica) nuestro José Manuel Soria sorprendió este lunes a propios y extraños declarando en la Cadena Ser que el tesorero de su partido, José Luis Bárcenas, debe dimitir. Rompe Soria de este modo con su propia doctrina, aquella que denostaba los juicios paralelos, defendía la presunción de inocencia y clamaba por no moverse un milímetro del sitio hasta que hubiera o hubiese condena firme. La postura soriana da que pensar y puede responder a muy determinadas claves que, dada nuestra ignorancia, se nos escapan. Pero ahí van algunas conjeturas: a) Bárcenas pertenece al sector duro de Rajoy, con el que vuelve a enfrentarse Esperanza Aguirre, guía espiritual de Soria; b) las evidencias contra Bárcenas son de tal calibre, que incluso impresionan al líder canario, y c) sabe que los archivos judiciales que se producen en Canarias son imposibles en otros lugares de España.