Tozuda como ella sola, Pepa Luzardo se ratificó este lunes ante el juez en todo lo que dijo en aquella rueda de prensa, sin apearse de las acusaciones que vertió contra Sansó. Pero, eso sí, echando el muerto a su fuente, la referida Carmen Nieves Fernández. Sólo desmintió que hubiera utilizado la palabra “amaño” para referirse a lo que denunció, término que apareció esos días en los titulares del periódico La Provincia. Luzardo se enfrenta a una petición de condena por injurias y calumnias por las que el denunciante reclama una indemnización de 30.000 euros, la publicación de la sentencia por cuenta de la denunciada y el pago de las costas judiciales. Los 30.000 euros se corresponden, fitetú qué cosas, con el dinero que Luzardo se gastó en pulseras de La Gran Marina cuando era alcaldesa. Una de ellas la sigue luciendo en una de sus muñecas tan orgullosa de sus hazañas como el primer día.