Lo sentimos por Juan Manuel Suárez del Toro y por esa legión de personas que piensa -como pensamos nosotros- que es un tipo serio. Algunos de los amigos comunes que conservamos nos han pedido neutralidad, que lo alejemos de la disputa por el control obsceno de La Caja o de la búsqueda de la transparencia y el buen gobierno. Suárez del Toro se ha alineado con la primera opción porque ha aceptado ser el candidato-marioneta que interesa a Juan Francisco García para perpetuar su control y su poder sobre la dirección de la entidad. Imposible ser neutrales cuando está a punto de consumarse una indecencia más de las que tienen adormilada a esta sociedad, por mucho que pongan por delante a la Madre Teresa de Calcuta o a san Josemaría Escrivá de Balaguer. Por mucho que amenacen a los representantes institucionales que quieren ir introduciendo nuevos modales, por mucho que quieran el asesinato civil de los que discrepamos. Cada vez somos más porque estamos mejor informados. Con permiso de los mafiosos y los caciques de siempre.