Pero si Pino Esther Rivero rozó la apoteosis, la intervención de la concejala Carmen Guerra, líder natural del distrito 8º y batalladora concejala de la buena salud de la restitución de las viviendas de El Polvorín, fue el acabóse. Es una lástima que el público presente no supiera entender en clave positiva sus acarameladas loas al alcalde de la ciudad, su jefe José Manuel Soria, del que dijo es el hacedor máximo del escenario donde se encontraban, de las vibrantes fiestas de Carnaval que acaban de concluir con uno de los mayores bloques de críticas de la historia de la ciudad, y, por poco, de la fundación misma de la ciudad, que no existía antes de su advenimiento. El público, les decíamos, no lo entendió, de ahí que contestara a los juegos florales con una sonora pitada y algunos palabros irreproducibles.