Se ha esmerado la Guardia Civil estudiando el caso del mamotreto del Monte, con especial atención a las arduas gestiones que realizó en su día el que fuera concejal de Urbanismo, Carlos Sánchez. Aquella construcción se justificó mayormente en la necesidad de habilitar aparcamientos para los vecinos, lo que llevó a la creación de un parking privado de 300 plazas, de las que cuatro pasaban a ser de titularidad municipal. Pero el tiempo pasó y aquellas necesidades han ido evolucionando misteriosamente hacia una galería comercial que se come medio parking y a que el Ayuntamiento ya no considere importante tener cuatro plazas para el uso de sus vehículos públicos.