Bosé tampoco podrá, por tanto, pedirle a Lobo (ni a ninguno de sus sesudos vicerrectores) un trato de favor a la hora de saltarse los trámites de matrícula, por mucha nota media baja que traiga de la selectividad o le falten unas décimas para ganar a cualquier hijo de vecino. Lo intentó en su día Lorenzo Olarte, considerado por él mismo y por muchos más como el padre político de la Universidad de Las Palmas, que sin embargo tuvo que comerse con papas que rechazaran a uno de sus hijos por el dichoso numerus clausus. Aún y con todo, Olarte, que sigue vivito y coleando pese a disgustos de tal calibre, regaló a la Universidad la pluma (estilográfica) con la que firmó el decreto de creación de esa institución. Bosé no viene a regalar nada, entendemos, ni a que se le regale nada, pero no viene mal promover unos estudios tan singulares como los de Ciencias del Mar.