El equipo de especialistas que Bañolas pretende que se haga cargo de ese tremendo marrón que dejó el Partido Popular tan adjudicado se completará con uno nefrólogo de cada uno de los grandes hospitales de Canarias y por uno o dos más designados por la Sociedad Española de Nefrología. O sea, que por expertos que no quede. Pero la cuestión es saber si ese equipo de expertos habrá de limitarse exclusivamente a ponderar las ofertas en base al pliego de prescripciones técnicas y administrativas que elaboró Lourdes Quesada contraviniendo las recomendaciones de los técnicos o podrá opinar también sobre ellas. Si finalmente se autoriza al comité de expertos a empezar de cero, nos podríamos encontrar con que serían unos profesionales alejados de la influencia del PP quienes dictaminarían si las bases fueron o no amañadas para que pudiera concursar o ganar Lifeblood; si conocen, por su experiencia, concursos de esta naturaleza en los que se haya permitido participar a empresas sin experiencia y sin solvencia económica acreditada, y si saben de mejoras escondidas a mayor gloria de la muy provisional adjudicataria. Si los expertos dicen que aquello fue infumable, el concurso quedará anulado del todo y vuelto al punto kilométrico cero. No se alborocen, que incluso llegado ese hipotético momento, Martinón y Quesada tampoco dimitirán ni pasarán vergüenza.