No abandonamos ni un minuto el partido del señor Soria, el Popular de toda la vida, para hacer parada y fonda en ese disparate que es la Consejería de Turismo. Al frente de ella sigue ese genio de las ideas brillantes y la oratoria fluida que es Rita Martín, una demostración viva de que se puede pasar del mostrador de la feria de Funchal al coche oficial dando unos sencillos pasos de baile en versión marcha atrás. No contento con mantener al frente de un departamento tan decisivo a una persona incapaz, Soria ha ejecutado esta semana una cacicada del tamaño de una catedral: ha accedido a destituir a la directora general de Ordenación y Promoción Turística, Sandra González Franquis, por ser contraria a las tesis orgánicas de la presidenta del PP de Fuerteventura, Águeda Montelongo, que vive su peor crisis desde que fue nombrada para esos honores. En sustitución de González Franquis, el PP ha propuesto (y el Gobierno aceptado) a una mujer que seguramente sabrá mucho de seguridad vial, Esther Álvaro, que viene siendo policía local en Pájara. Lo que falta por saber (y a ella también) es qué capacidad y méritos atesora en relación con el cargo público para el que la han asignado. Y el sector turístico, encantado con su PP.