Si continúa con su táctica de ofrecer datos a cuentagotas, a Fernando Bañolas le van a hacer falta tres legislaturas para terminar de explicar algunos comportamientos que continúa permitiendo dentro de la Consejería de Sanidad. La primera explicación que reclama el público expectante está referida al mantenimiento al frente del Servicio Canario de Salud de los dos responsables directos de todos estos desaguisados, Guillermo Martinón y Lourdes Quesada, que no sólo han tenido mucho que ver con la génesis y el desarrollo del concurso de la hemodiálisis, sino también con la contratación y encargos realizados a Javier Artiles. En los ambientes políticos más perversos circula con mucha sorna aquel chiste del paciente que, en el momento previo a abrir de par en par sus fauces ante el dentista, coge a éste por los fondillos y le pregunta aquello de “¿no nos haremos daño, verdad?”. Cambien paciente por PP y dentista por CC, y ya tienen el cuadro. Porque a esa extraña permanencia de los sospechosos dentro del escenario del crimen (sólo ha sido apartado Javier Artiles) se suma el hecho de que Bañolas haya compuesto a su alrededor un equipo de su confianza y mantenga a Martinón y a Quesada mirando para los celajes. Por cierto, de paso que explique por qué sigue al frente de Gestión Sanitaria de Canarias un cargo del PP con el PP copando el consejo de administración de esa empresa pública.