Debe ser una cuestión vocacional, esa que Mariano Rajoy quiere que se estudie en las escuelas en sustitución de Educación para la Ciudadanía disfrazada de una cosa que él quiere llamar emprendeduría y que en su partido traducen automáticamete como “coge el dinero y corre, estúpido”. El Sunday Times acaba de coger con los pantalones en los tobillos a un alicatado eurodiputado del PP cambiando una ley de consumidores tras la promesa de un puesto de asesor pagado a razón de 100.000 euros al año. El palomo en cuestión, de nombre Pedro Zalba, se ha defendido diciendo que sí, que cambió el informe y metió las enmiendas que le propuso ese falso lobby británico, pero que no lo hizo por el soborno porque no llegó a aceptar. No es la primera vez, y desgraciadamente no será la última, que vemos a estos aventajados comisionistas llevarse por delante las mínimas normas de comportamiento ético a cambio de una dádiva o promesa de cualquier naturaleza. Y no hay que irse a Navarra ni a Estrasburgo para encontrarlos porque los tenemos aquí mismo, en esta ultraperiferia archipielágica. Les vamos a refrescar la memoria con un par de ejemplos que les ayudarán a comprender mejor cuál es el estilo que se impone en ese partido político.