Aunque el común no lo supiera, hacía tiempo que había un singular concurso en las filas del PP canario a ver quién de los más aventajados alumnos de José Manuel Soria se atrevía con el mayor insulto a un miembro del Partido Socialista. Lo han intentado Águeda Montelongo, Australia Navarro, Mercedes Roldós, Carmen Guerra, Larry Álvarez.... pero ninguno ha igualado en originalidad, notoriedad, zafiedad, chabacanería y estropicio a los versos que Miguel Cabrera Pérez-Camacho dedicó a la diputada socialista Paquita Luengo. El insulto fácil y grosero tiene premio en este PP que José Manuel Soria empieza a preparar a su modo para un trance muy complicado, el que se le viene encima en los próximos meses. A Pérez-Camacho no le gusta que le llamemos “sicario de Soria”, que ya se sabe que hasta en esto de insultar, la derecha tiene su particular embudo. Por eso hemos seleccionado el cariñoso y muy jurídico término de “justiciero”. Esperamos que éste nos lo admita como amable insulto de compañía.