La semana que ahora empieza servirá, además, para conocer en profundidad el alcance de la decisión de la Fiscalía Anticorrupción de admitir a trámite la denuncia de tres representantes vecinales y sindicales por el caso Roldós, que incluye un tremendo varapalo para la Fiscalía Provincial de Las Palmas, a la que no quiere ver por los alrededores de ese asunto. Para ello, el fiscal jefe anticorrupción, Antonio Salinas, mandará a un propio ajeno a las presiones y a esa contaminación bidireccional (para lo bueno y para lo malo, por si me lo pides ahora o me lo reprochas en el futuro) que emanaría de la Fiscalía en el caso que se confirmara que la esposa del fiscal jefe de Las Palmas, Guillermo García-Panasco, resultara investigada por la cada vez más extraña adjudicación de la hemodiálisis a la empresa Lifeblood. En el PP se mezclan los sonidos festivos de las castañuelas de la euforia que proviene de Sevilla con el rechinar de dientes que provoca ese levantar de alfombras que pudieran ejecutar jueces y fiscales con esa naturalidad que no se puede aguantar. Y menos en periodo electoral, elegido precisamente por el PP por haber sido ese partido quien adjudicó en octubre lo que pudo haber adjudicado en un momento procesal menos sospechoso. Y los máximos responsables del desaguisado, dentro del Servicio Canario de Salud como si esta guerra no fuera con ellos.