Con Pacuco ido (pero ido del todo), al Partido Socialista no le queda más remedio que reforzar moral y políticamente a la alcaldesa de San Bartolomé de Tirajana, Concha Narváez, que anda metida en un descalabro sentimental por la naturaleza, formas y consecuencias de los muy dispares asesoramientos que ha tenido. Y no todos certeros, como se ha podido comprobar. Como primera medida habrá de hacer propósito de la enmienda por sus pecados en el feo caso de los primos, o el modo en que ella y Pacuco hicieron el primo tratando de apartar del Plan General al primo más odiado del empresario Santana Cazorla. Pero como Pepe Juan Santana es generoso y tiene madera de beato, le perdonará y las aguas volverán a su cauce. Bueno, un cauce con muchos rápidos, porque habrá que pactar muchas cosas de ahora en adelante.